carlos b. rodríguez Madrid | viernes, 08 de junio de 2012 h |

Europa no saldrá del atolladero económico si no conjuga las medidas de austeridad con incentivos al crecimiento. La Comisión Europea (CE) ya ha evaluado todos y cada uno de los planes de los 27 Estados miembro y emitido las correspondientes recomendaciones, y la conclusión es clara: el esfuerzo es insuficiente. Hay que hacer más, según Bruselas, no solo para ajustar los planes a los objetivos nacionales de déficit, sino también para aligerar el crecimiento. España tiene que atender a ambos mandatos: la evaluación del programa de reformas del Gobierno que preside Mariano Rajoy es demasiado optimista, a partir de 2013, según las autoridades comunitarias. Y lo hecho hasta ahora puede dar al traste con dos de las áreas que, según la CE, son básicas para el crecimiento: Sanidad e I+D.

La CE ha propuesto a los Estados miembro explorar las oportunidades laborales que ofrecen sectores como la Sanidad, las nuevas tecnologías y la economía verde, que según sus estimaciones podrían generar 20 millones de empleos en la Unión Europea. España ha ofrecido un buen ejemplo de ello, o al menos lo hizo hasta 2010. Por ejemplo, gracias a los servicios sociales, la Sanidad fue en 2010 uno de los tres ámbitos sectoriales que contribuyeron a generar 20.100 nuevos puestos de trabajo en Cataluña, según un informe del Departamento de Empresa.

No obstante, esta situación fue anterior a la cascada de recortes vía decretos-ley, a las reducciones vía presupuestos en el sistema de dependencia, a las medidas de personal adoptadas en muchas comunidades y al propio Plan de Reformas de España (el más largo de los 27 países de la UE), bien valorado por la CE para 2012, que sin embargo exige más medidas concretas a partir de 2013, año en el que “los mayores recortes” vienen de los recientemente anunciados ahorros en las áreas de Sanidad y Educación. Las medidas incluidas en el Real Decreto-ley 16/2012 pretenden rebajar un 0,3 por ciento anual el peso del gasto sanitario sobre el PIB. Solo es cuestión de tiempo comprobar si la tendencia de creación de empleo continuará o si las medidas de ajuste adoptadas hasta el momento, y las que puedan llegar en el futuro, únicamente han contribuido con austeridad, limitando el crecimiento inherente al sector.

“Ningún progreso” en I+D

Más sangrante y palpable es el caso de la competitividad. En España la crisis se ha llevado por delante una de las estrategias más importantes para el crecimiento: los objetivos en materia de empleo e I+D pactados en la estrategia de Lisboa. El diagnóstico de la CE ya es pesimista, sin tener en cuenta los publicados por el INE sobre 2011.

La inversión pública en I+D creció considerablemente entre 2000 y 2009. También lo hizo la privada, si bien hasta 2008. El comienzo de la crisis afectó a ambas variables, de manera que hoy el gasto de las empresas es “muy bajo” y no se han sabido dirigir los esfuerzos de años anteriores a la construcción de una economía basada en el conocimiento. “La tendencia descendente de la inversión pública y privada en I+D necesita revertirse para evitar daños a largo plazo en la capacidad de innovación de España”, asegura la CE.

Los datos dan muestra de los pobres progresos realizados hasta la fecha para alcanzar el objetivo de invertir en I+D el 3 por ciento del PIB (el 2 por ciento de gasto privado) en 2020. El gasto total fue del 1,39 por ciento tanto en 2009 como en 2010. Y, dentro de él, el gasto privado supuso solo el 0,71 por ciento. “No se ha hecho ningún progreso para alcanzar este objetivo”, remarca Bruselas.

Y a medida que no se avanza, el reto del tamaño aumenta. Frente a Chipre o Dinamarca, que casi ya han alcanzado su objetivo en gasto, España necesita avanzar un 116 por ciento, frente al 50 por ciento de la media europea. De un total de 24 países, el esfuerzo español sería el sexto más alto, por delante de Polonia, Lituania, Letonia, Bulgaria y Rumanía, que marca el límite del 326 por ciento.

Asimismo, Bruselas denuncia que el sector español tampoco ha hecho ningún progreso para llegar al objetivo de aumentar la tasa de empleo al 74 por ciento. En 2009 se llegó al 63,7 por ciento y se bajó al 62,5 un año después. A ello se suman la falta de avance en otros de los males endémicos del sistema español de investigación. “El país ha hecho pocos progresos para acumular valores intelectuales, mejorar la colaboración público-privada o introducir y comercializar nuevos productos, procesos o servicios”, explica el dictamen de la CE.

Bruselas confía en que las reformas introducidas en la Ley de Ciencia, sobre todo la Agencia de Financiación, ayude a superar este bache, y aseguren un marco institucional consistente que reduzca la incertidumbre e incremente la eficiencia en la asignación de recursos. Al mismo tiempo, la CE señala que España “necesita seguir caminando hacia economía basada en el conocimiento”, apoyándose para eso en sector estratégicos como el sanitario. “El Programa Nacional de Reformas incluye un foco estratégico para sectores clave pero al mismo tiempo es vago en cuanto a su implementación”, concluye el dictamen europeo.