ENRIQUE CAMPILLO Madrid | viernes, 17 de noviembre de 2017 h |

La vocalía nacional de Dermofarmacia del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) subió, el pasado 16 de noviembre, el telón del Teatro Goya de Madrid para albergar la ‘IV Jornada Nacional de Dermofarmacia’, un congreso bienal que se ha convertido en todo un referente en el mundo de la farmacia y que este año ha batido récord de convocatoria con más de 500 farmacéuticos.

El acto fue inaugurado por Cristina Tiemblo, vocal nacional de Dermofarmacia y por Rosa López-Torres, tesorera del Consejo General. Tiemblo aseguraba que “esto es un suma y sigue, no vale estancarse y hay que ir ampliando la formación para poder ofrecer un servicio diferenciado. Tenemos que trabajar para que el usuario acuda a la farmacia a por el consejo profesional y ese consejo hay que darlo bien, no valen cosas a medias. Por eso estamos aquí porque queremos aprender”. Mientras tanto, López-Torres indicaba que “esta jornada completa y ayuda al farmacéutico para hacer frente a las consultas de manera responsable y profesional”.

La jornada profundizó sobre diferentes aspectos de la piel como el pH, la cosmética natural o los problemas de salud dermatológica, asunto en el que intervinieron dos dermatólogos de prestigio para explicar a los profesionales presentes cómo abordar diferentes patologías desde la farmacia.

María Jesús Lucero, profesora del Departamento de Farmacia de la Universidad de Sevilla, enumeró las características del pH en la piel y el pelo. A tal efecto precisó que la piel es el órgano más extenso del cuerpo y que “su pH no es 5.5 ni es neutro ni alcalino”. De esta manera expresaba que el pH de los cosméticos no tiene que ser neutro y se tiene que adaptar a la zona donde se va a aplicar. Asimismo, hacía un llamamiento para incitar a los laboratorios a que publicasen el pH de los productos cosméticos “para conocer qué pH tiene cada producto y así saber cuál recomendar para cada afección dermatológica porque, a veces, no se tiene éxito en el tratamiento porque no conocemos ese parámetro, y eso es fundamental”.

La figura del farmacéutico como consejero fue valorada por el dermatólogo Sergio Vañó del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid quien aseguró que “la oficina de farmacia es el primer nivel de consulta de muchos pacientes, por lo que tenéis que saber asesorarles”. Vañó explicó los diferentes tipos de alopecia y aclaró varios conceptos. “Que se caiga el pelo no es sinónimo de alopecia. Alopecia es perder densidad del pelo”, advertía al mismo tiempo que explicaba que “hay más de 100 tipos de alopecia, debido a causas hormonales, genéticas, producidas por dietas o fármacos. Es imprescindible un buen diagnostico para realizar el tratamiento correcto”.

En ese sentido, Vañó avanzaba el manejo de la alopecia más común, la alopecia androgénica cuyos tratamientos son, o bien con Minoxidil tópico y Finasterida o Dutasterida oral.

“Hay que trabajar las emociones para construir relaciones duraderas que generen satisfacción en el paciente porque somos farmacéuticos y vendemos soluciones de valor”, sentenciaba Rosalía Gozalo, vocal de Dermofarmacia del COFM al presentar a Lucila Rosendo y María González, dos especialistas en coaching que dieron la visión más empresarial de la botica.

Rosendo pidió a los farmacéuticos que pierdan sus miedos a vender productos y cobrar por ellos. Definió a estos profesionales como “una autoridad sanitaria, de alto impacto y con poder infinito sobre la salud del paciente porque confía en vosotros”. Por ello Rosendo asumía que “no hay que pedir perdón por rentabilizar nuestros consejos, gestionamos soledades, patologías, síntomas y por ello nos toca cobrar”. Al mismo tiempo, apostaba por trabajar con claridad, exactitud y consejo porque “un paciente satisfecho es la mejor estrategia de negocio”.