Alberto Cornejo Madrid | viernes, 22 de diciembre de 2017 h |

La farmacia comunitaria, bien a través de sus corporaciones profesionales o iniciativas motu proprio sobre el terreno (el mostrador de la botica), ha seguido trabajando en este 2017 en el desarrollo de la farmacia asistencial, con la que responder a las nuevas necesidades de un sistema sanitario —y sus pacientes— salpicado por el envejecimiento y la cronicidad. Un trabajo de ‘pico y pala’ en cuanto que para pasar de la teoría (intenciones) a la práctica es imprescindible sumar a la causa a ese cómplice necesario que son las Administraciones.

Cuando la farmacia llama a la puerta de los decisores sanitarios, no siempre obtiene respuesta, o no tan decidida como merece esta apuesta que está la farmacia comunitaria por aumentar su rol. Así, este 2017 concluye sin apenas novedades en la implantación de nuevos servicios profesionales en las farmacias (aunque varias regiones sí han sumado a sus farmacias en estrategias de cribados).

No obstante, sí se han puesto importantes cimientos en este 2017 para construir esa farmacia asistencial. Es el caso de los prometedores resultados que ha deparado la fase de pruebas del proyecto ‘conSIGUE’ del CGCOF —que revelan que la implantación generalizada del seguimiento farmacoterapéutico generaría ahorros al SNS de cerca de 2.700 millones—, el afianzamiento de los servicios que ya son una realidad (este año se han superado los 50.000 test del VIH realizados en boticas, como puso de manifiesto un análisis de EG).

También se ha abierto el camino a iniciativas que deben ser el presente y futuro en la respuesta al nuevo paradigma sociosanitario contando con la farmacia, como es el caso del programa de atención farmacéutica domiciliaria (Domi-EQIfar) que ya pilota Comunidad Valenciana.

Por contra, las malas noticias en lo asistencial en este 2017 han venido desde el campo de la prestación farmacéutica a residencias, al mantenerse la tendencia a ‘retirar’ este servicio a las farmacias a favor de la farmacia hospitalaria. Si Domi-EQIfar aportaba antes la cara de la moneda, también Comunidad Valenciana aporta la ‘cruz’ en este ámbito con su polémico Resi-EQIfar. Pero también se han conocidos modelos semejantes en Navarra y Aragón.

La e-receta y sus ‘hermanas’

Así las cosas, en el balance de 2017 para la farmacia comunitaria gana más peso lo tecnológico que lo asistencial, por las novedades que sí ha habido en el campo de la e-salud.

Como recogía un informe de EG, un total de seis nuevas CC.AA y más de 6.700 farmacias se han unido en este 2017 al proyecto de interoperabilidad de receta electrónica del SNS, siendo el año más prolífico desde que Extremadura y Canarias lo estrenasen en 2015 (ver gráfico). En total, diez regiones y casi diez mil farmacias (45 por ciento de la red) son ya partícipes de la interoperabilidad, si bien solo el 40 por ciento de españoles se benefician en la actualidad de poder retirar sus medicamentos prescritos electrónicamente en otras regiones (no todas) distintas a las de su residencia.

Asimismo, no solo la e-receta ha deparado avances en este 2017 dentro del ritmo lento y con retraso que acumula su interoperabilidad. También en las e-recetas ‘hermanas’ ha habido novedades. Por ejemplo, la e-receta de mutuas sigue inmersa en su pilotaje y respecto a la e-receta privada, los Consejos Generales de Farmacéuticos, Médicos, Fisioterapeutas, Podólogos, Dentistas e IDIS han sentado las bases del modelo cara a empezar las pruebas en este 2018.

Todas estas corporaciones ya trabajan en un modelo de e-receta privada que pretende ser “único y pionero en Europa”, como se destacaba en la última reunión celebrada por las partes implicadas.