Ángela de Rueda Madrid | viernes, 10 de febrero de 2017 h |

Los desabastecimientos son un problema global. Éste es el mensaje en el que coinciden las asociaciones europeas del sector farmacéutico. Por ello, hace unos días emitieron un documento con las recomendaciones para tratar de prevenirlos o paliar sus efectos lo más rápido posible. Sin embargo, la primera duda se plantea con la propia definición, porque no existe un criterio claro para determinar cuándo existe un desabastecimiento. Así, se habla de escasez, falta o dificultad de suministro o desabastecimiento, pero cada uno tiene sus matices.

Según Alicia Wildpret, representante de Cofares en la patronal europea de la distribución (GIRP), el desabastecimiento se produce cuando la demanda es superior a la oferta, de tal modo que “no se puede cubrir lo que se está prescribiendo, en ese momento ya se habla de desabastecimiento”, explica. Aunque también el factor temporal tiene importancia. “Cuando la prensa o el legislador menciona los desabastecimientos estamos hablando de circunstancias que se cronifican en el tiempo”, matiza.

Asimismo, Miguel Valdés, director general de Fedifar, reconoce que “no es fácil porque es una gradual donde es difícil poner un límite”. Este es el caso de Centro de Información sobre Suministros de Medicamentos (Cismed), donde cuando la farmacia detecta varias faltas, lo notifica a los Colegios. “En estos casos no es que esté desabastecido, sino que tiene dificultad de suministro”, apunta Valdés. A partir de ese momento es cuando “habría que tomar medidas de información al prescriptor”, añade.

Es el caso del Cismed, que va en esa línea de notificar situaciones de desabastecimiento, aunque en este caso está limitado a las farmacias. En este sentido, para Wildpret “sería interesante que fuera más universal y que contara con más participación de la industria”. También Valdés recuerda que hace unos años ya se daban estas situaciones, por ejemplo en Valencia, con una disposición por la que la distribución avisaba a la Consejería de la falta de suministro para que advirtiera a los médicos que no prescribieran el producto que no estaba disponible, según explica. De este modo, “aunque no resuelve un caso concreto, porque hay situaciones donde no se puede sustituir, como sucede con Bexsero, sí que mejora la atención al paciente”, añade.

Los distribuidores consultados coinciden en que hay múltiples causas y que existe legislación al respecto “pero con muchos peros”, apunta Wildpret, quien recuerda que hay muchos matices precisamente por la multiplicidad de causas que pueden originar un desabastecimiento. Así, no se pueden atribuir a una causa concreta sino a la confluencia de muchas. Problemas de producción, falta de reacción o de capacidad para cubrir picos de demanda son algunos de las causas. También puede haber productos que pierden interés comercial porque el precio es bajo y el fabricante no quiere bajarlo más, o también por decisiones súbitas de las administraciones sobre la financiación, como son las subastas, apunta Valdés.

De este modo, concurren muchos motivos y no hay una solución única. En palabras de Valdés: “las circunstancias se dan y está fuera de nuestro alcance corregirlas. Lo que podemos hacer los agentes es tratar de evitar los efectos que tiene sobre el paciente”. En este sentido, apuesta por un sistema de alerta temprana y propone “alertar a las autoridades sanitarias para que estos avisen a los prescriptores, para que cambien el fármaco y evitar así que el paciente esté dando vueltas por las farmacias buscando un medicamento que no está disponible”.

De este modo, el documento lanzado —con el consenso de las asociaciones europeas del sector farmacéutico—, recomienda precisamente esto: pautas para difundir la información precisa en el momento necesario entre los distintos eslabones de la cadena de suministro. La distribución se postula así para que se le haga más partícipe de estos sistemas de información y comunicación.