Alberto Cornejo Madrid | miércoles, 14 de noviembre de 2018 h |

Cada día que pasa, la oposición de las entidades representativas de Enfermería contra la farmacia asistencial está más lejos de poder considerarse una crítica constructiva. Todo lo contrario. Cada nueva actuación, campaña o manifiesto parece tener una finalidad destructiva, de descrédito o desprestigio para con los profesionales farmacéuticos.

¿Todo vale? Ese parece ser el camino escogido por la Mesa de la Profesión Enfermera, conformada por el Consejo General de Enfermería y el sindicato Satse. Su última actuación al respecto ha sido la elaboración de un folleto —del que pretenden distribuir 100.000 unidades en centros de salud— en el que presentan una imagen farmacéutico comunitario ligada a la avaricia económica y ‘obviando’ toda referencia a su perfil sanitario (ver imagen).

En concreto, con el título ‘La atención sanitaria NO es un negocio’ , en el folleto se subraya que “el objetivo de la ‘farmacia comunitaria’ no es otro que aumentar sus beneficios económicos y, por ello, los farmacéuticos pretenden cobrar por realizar una atención sanitaria para la que no están ni capacitados ni habilitados”. Entre esas actuaciones a las que se opone la Mesa de la Profesión Enfermera, se vuelve a insistir una vez más en la administración de vacunas (función que no existe en las boticas españolas, conviene recordar); la detección y seguimiento de la diabetes; el control del paciente anticoagulado y prevención del ictus; la atención a domicilio (legislada en apenas unas regiones); la revisión de botiquines y el seguimiento y atención al paciente crónico.

Enfermería (sus entidades) vuelve a hacer uso en esta campaña de algunas de las “falacias” y “mantras” que denunciaba recientemente el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, una de las corporaciones más objeto de ‘diana’ por el CGE y Satse. Así, el folleto lanza al aire (sin ahondar en argumentos) que “España es el único país del mundo donde para ser dueño de una oficina de farmacia hay que ser farmacéutico, lo que les ha permitido aprovecharse de esta situación de privilegio y falta de competencia”. Asimismo, aseguran que “la oficina de farmacia es un establecimiento comercial en el que se venden, en la actualidad, todo tipo de productos, muchos de los cuales no son medicamentos y otros carecen de evidencia científica que los avale, añade, apuntando que, debido a la caída en sus beneficios en los últimos años, buscan compensar sus ingresos mediante otras actividades entre las que se encuentra la ‘farmacia comunitaria’, lo cual excede claramente de sus competencias y pone en riesgo la salud de los ciudadanos”.

Las intenciones de la Mesa de la Profesión Enfermera pasan por repartir 100.000 folletos, inicialmente, en los centros de salud de Atención Primaria de Madrid, Comunidad Valenciana, Murcia, Euskadi, Cataluña y Galicia. Esta selección la justifican en que “todas ellas son comunidades autónomas en las que se ha constatado un especial interés de desarrollar la ‘farmacia comunitaria’ con la complicidad y dejar hacer de las correspondientes consejerías de salud”.