Alberto Cornejo Madrid | viernes, 11 de noviembre de 2016 h |

Todo aquel que haya jugado a El Juego de la Oca habrá experimentado esta situación: cuando se van cumplimentando etapas hacia la meta, una acción negativa lo echa por tierra y obliga a volver al inicio, a la casilla de salida. ¿Lo positivo? Esta vuelta sobre los pasos no es definitiva, pero complica el éxito.

Esta situación sirve como símil para explicar lo ocurrido en los últimos días con los intentos de integración entre la patronal farmacéutica nacional FEFE y la madrileña Adefarma, en los que se viene trabajando desde comienzos de año con vistas a conseguir un asocianismo farmacéutico más fuerte y unido. Este proceso debía iniciarse con la fusión de Adefarma con la delegación madrileña de FEFE (FEFE Madrid) y arrastraría consigo al resto de patronales que, con Adefarma, componen Fenofar.

En este caso, han sido unas palabras del presidente de Adefarma, Cristóbal López de la Manzanara, en su última asamblea general las que pueden haber dinamitado los esfuerzos realizados. En su discurso, López de la Manzanara acusó veladamente a FEFE, sin citas expresas, de “estar acogiendo a grupos de farmacias que parecen cuestionar” el modelo farmacéutico nacional. El presidente de Adefarma ahondó en sus críticas al denunciar las “prácticas y políticas muy agresivas” que utilizarían “estos grupos “franquiciadores” y con las que las farmacias de a pie “no pueden competir”. Las acusaciones fueron rápidamente desmentidas desde FEFE: “absolutamente ningún miembro (farmacias) de FEFE cuestiona el actual modelo; somos si cabe la entidad que más lo ha defendido”, replica Luis De Palacio, secretario general de FEFE y presidente de su delegación madrileña.

De Palacio lamenta que la intervención realizada por su homólogo de Adefarma “sea un discurso con una actitud justamente contraria a la intención de unir al movimiento empresarial”. Lo cierto es que el propio presidente de Adefarma no da visos de llevar a buen puerto esa unión mientras no cambie el escenario. “Ahora que sabemos quien acoge a quien, es verdad que se me hace más complicado mirar abierta e ingenuamente al futuro con una plena disposición de unirme a aquellos que cuestionan el modelo”, aseguró a sus socios. ¿Puerta cerrada por Adefarma?

Hasta la fecha, las principales diferencias en este proceso de fusión se acotaban a cuestiones económicas —como la couta de socio a implantar en la nueva y única patronal— o la composición de su organigrama directivo —cuántos miembros aportaría cada cual —. En ningún caso las discrepancias ponían en solfa identidades o posicionamientos. Aun así, De Palacio avisa en caso de solventarse este choque: “la fusión no debe tener vencedores ni vencidos; aspiro a asociar a todas las boticas de Madrid, no a todas menos x (sic)”, dice.

Mientras, como “fórmula para salvar el escollo” López de la Manzanara apuesta por la constitución de una confederación que integre a FEFE y Fenofar, en la cual las empresariales “mantendrían altas cuotas de autonomía”. El centralismo quedaría limitado “a ciertas acciones muy concretas, pertenecientes al ámbito estatal”, sugiere. De Palacio descarta la idea, al recordar que “FEFE ya funciona como una confederación”.

El convenio colectivo, al margen

Ambas patronales tienen claro que la unión empresarial en la mesa negociadora del XXV convenio colectivo debe quedar al margen de este affaire.Tanto Fenofar como FEFE son conscientes de que el nuevo texto es el principal frente en el que las empresariales pueden intervenir “directamente” para poner fin al deterioro económico de las boticas. Incluso, hubo una reunión para acercar posicionamientos en torno a sus propuestas el pasado 8 de noviembre.

Mientras, asisten “desde la barrera” al conflicto judicial que mantienen los sindicatos sobre su representatividad en la mesa. A las patronales también les favorece una rápida solución que permitan retomar las reuniones de mesa y alcanzar un acuerdo “válido y vinculante” antes del 31 de diciembre. De no ocurrir, el actual convenio (XXIV) se prolongaría en ultraactividad con una subida salarial automática del 2 por ciento para 2017, una prórroga que consideran “perjudicial”.