Alberto Cornejo Madrid | viernes, 03 de mayo de 2019 h |

Las elecciones celebradas el pasado 21 de abril en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Almería se constataron como un rara avis en el ‘histórico’ de comicios colegiales farmacéuticos. Por diversos factores. De partida, por el simple hecho de tener que sacar las urnas para que sus colegiados escogieran presidente, lo cual en el caso de la corporación almeriense no ocurría desde 2003. Y no es, ni mucho menos, la provincia donde más ‘alejado’ de su memoria tienen este proceso.

Pero hay más. Los comicios almerienses también fueron novedosos por sus resultados, al vencer la candidata alternativa (Gema Martínez) a quien ejercía como presidenta y optaba a revalidar el cargo por quinta legislatura, Pepita Ortega. En la época reciente, sólo existe otro precedente en los comicios del COF de León, donde Javier Herradón venció a una lista brotada desde dentro, que encabezaba el por entonces secretario colegial Manuel Tomé.

El tercer factor discordante se encontraría en la participación: un 60 por ciento del censo depositó su voto. Apenas 14 días antes (7-A), los comicios celebrados en Sevilla —en los que Manuel Pérez renovó mandato— no alcanzaron el 40 por ciento de participación.

Y es que, salvo estas excepciones, bien puede decirse que los procesos electorales en los colegios farmacéuticos se rigen por un mismo patrón. Un patrón marcado por continuismo, prevalencia de proclamaciones electas sin paso de las urnas… Y, cuando lo hay, con el farmacéutico ejerciendo en su mayoría su derecho a (no) votar. Así queda corroborado en el análisis realizado por EG que engloba a un ciclo entero —de 2015 a 2019— de procesos electorales en los 52 colegios farmacéuticos existentes en España.

Este análisis confirma la tendencia al continuismo en las juntas directivas de estas corporaciones y, en concreto, en sus presidencias. Bien sea por la renovación de quien ya ejercía como máximo dirigente o porque un miembro de su equipo recoja el testigo. En concreto, del total de los últimos 52 procesos electorales, en el 93 por ciento de ellos se puede hablar de “continuismo”. Solo en Gerona (Rosa Nuria Aleixandre), León, Almería y Teruel sus procesos han deparado rostros ‘nuevos’. En el caso de Teruel, el más reciente, su nueva presidenta, María José Villafranca, ejerciente en el municipio de Andorra, fue la única candidata presentada a los comicios y tomará posesión el 14 de mayo. Este caso, como el de Gerona, presenta sus curiosidades dado que lo habitual es que, cuando solo se presenta una lista, ésta sea ‘interina’.

Precisamente, uno de los factores que explica esta tendencia al continuismo es la falta de listas alternativas. Del último calendario electoral completo, solo ocho corporaciones —un 15 por ciento— tuvieron que sacar las urnas al concurrir varias candidaturas. En algunos, como Vizcaya el pasado febrero, previo desempolvo de las mismas, dado que acumulaban 32 años sin necesidad (posibilidad) de elegir. En Sevilla, la cifra es más baja pero no desdeñable: este 2019 se rompió una ‘racha’ de 19 años sin votaciones.

Ahora bien, no puede decirse que cuando al farmacéutico se le ofrece la oportunidad de votar, éste la aproveche. La media de participación en estos ocho COF ha sido del 48,4 por ciento, lejos de los porcentajes que, por ejemplo, se han obtenido en las últimas elecciones generales (75,7 por ciento). Ninguno de ellos ha superado el ‘record’ que siguen ostentando el COF de Castellón en sus comicios de 2014 (66 por ciento). En el otro extremo, para la (negra) historia queda el pírrico 16 por ciento registrado en el COF de Madrid en 2014.