Alberto Cornejo Burgos | miércoles, 03 de octubre de 2018 h |

El propio “conservadurismo” del Sistema Nacional de Salud, tanto en lo normativo como en su organización y mentalidad – aún pensado en el paciente agudo – sigue siendo la principal barrera para la integración plena y efectiva de la farmacia comunitaria en el abordaje del nuevo paradigma sociosanitario. Más en concreto, de la cronicidad. Esta es la radiografía realizada por representantes políticos de Congreso y Senado que han participado en la mesa debate “La farmacia y el paciente crónico: horizonte 2025” que, bajo el patrocinio de Boehringer Ingelheim, se ha celebrado en la jornada inaugural (3 de octubre) del 21 Congreso Nacional Farmacéutico que acoge Burgos hasta el día 5.

Las posturas alejadas que en múltiples aspectos manifiestan las principales formaciones políticas nacionales se convierten en una misma visión al valorar el importante papel que deben jugar a corto plazo las farmacias en la atención a una población como la española, cada vez más envejecida, dependiente y crónica. También se coincide en que ese camino no será fácil por el perfil del sistema sanitario. “El propio SNS siempre ha tenido resistencia a los cambios”, ha expuesto Alejandro Vázquez, portavoz de Sanidad del Grupo Popular en las Cortes de Castilla y León. El representante del PP apunta que “la farmacia tiene que creérselo, y el sistema y sus Administraciones hacer que se lo crean; si es necesario, con cambios normativos”.

El diagnóstico es semejante en el caso de Francisco Igea, portavoz de Sanidad de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados: “la principal barrera (para una mayor integración y funciones del farmacéutico) es el conservadurismo del sistema; hay que vencer el miedo de todos, de la Administración, de los profesionales, de los pacientes y también de los propios farmacéuticos”. Por su parte, Jesús María Fernández, portavoz del Grupo Socialista en la Comisión de Sanidad del Congreso, ha querido recordado que no se trata sólo de un problema de España –“las dificultades para integrar al farmacéutico en los equipos de Atención Primaria están presentes en todos los países”, cree-, aunque sí ve posibles ajustes legislativos en España.

“La propia Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (publicada en 2014) es bastante restrictiva, pobre, respecto al farmacéutico, a quien sigue ligando casi exclusivamente a la dispensación o al laboratorio”, ha ejemplificado el diputado socialista. Visiones legales que quedan lejos de algunos de los retos que tiene por delante la farmacia, y que exigen las nuevas necesidades sociales, como podría ser la atención domiciliaria.

Asimismo, los pasos particulares que han dado ya algunas CC.AA para integrar a las farmacias en el sistema y delegar nuevas funciones son loables pero no siempre efectivas, a juicio de Alejandro Vázquez. “Por lo general han sido pocos, dispersos y, a veces, erróneos”, considera el portavoz de Sanidad del PP en las Cortes de Castilla y León.

Junto a las barreras legislativas, en esta mesa debate también se han apuntado las barreras organizativas. “Hay que reorganizar las profesiones sanitarias y funciones asignadas dentro del sistema”, cree Igea. Es ahí donde entra en juego otros problemas que los políticos coinciden en señalar que son una realidad, como las reticencias y desconfianzas entre colectivos. Ahora bien, contra esas reticencias… Resultados. “La farmacia ya ha generado suficiente evidencia científica que demuestra su importancia en el abordaje de la cronicidad y adherencia, y si hay evidencias, no creo en los conflictos de competencias”, ha señalado el portavoz sanitario de C’s en el Congreso.