J. Ruiz-Tagle Madrid | viernes, 21 de julio de 2017 h |

Ha pasado algo más de un año desde que las últimas elecciones se celebraron. También han transcurrido algo más de ocho meses desde que Mariano Rajoy fue reelegido presidente del Gobierno. Desde entonces hasta hoy, la palabra consenso es de las más escuchadas en los mentideros del Congreso de los Diputados. Un mantra que, según el espejo con el que se mire, se ciñe más o menos a la realidad. Sí, la mayoría de propuestas —un 86 por ciento— han salido adelante gracias a las distintas aritméticas que permite la composición parlamentaria. Pero también es cierto que la Sanidad sólo ha recibido Proposiciones No de Ley que no son vinculantes para el Gobierno. Es decir, no ha habido ninguna propuesta con rango de ley que ponga de verdad a prueba ese consenso tan abanderado por los diferentes grupos políticos.

Además, el consenso también ha estado constreñido a los diferentes cálculos partidistas. La lucha por la hegemonía de la oposición, las pugnas entre Ciudadanos y Partido Popular por buscar su espacio diferenciado y cuatro congresos internos de partidos políticos que han variado —sobre todo en el PSOE y Podemos— las líneas estratégicas que han marcado también el ritmo parlamentario. Este maremagnum en busca del titular favorecedor ha provocado alianzas extrañas a priori. En invierno vivimos un idilio entre Ciudadanos y Podemos con tres proposiciones no de ley que trataron de arrinconar al PSOE. Hablo del copago, de la prescripción enfermera o de la tributación por formación de los médicos. También vimos como Podemos presentaba proposiciones enmendadas al día siguiente por el PSOE (endometriosis, muerte digna) y a Ciudadanos tratando de que el Partido Popular cumpla sus compromisos adquiridos por el pacto de investidura sin demasiado éxito.

Bajo este análisis parece que el grupo popular es el que mejor ha llevado estos meses, mirando los toros desde la barrera. Sin embargo tampoco es cierto. Acostumbrados a una legislatura donde aprobaban aquello que querían, también han visto cómo la iniciativa se ha dispersado entre los distintos grupos y, hoy por hoy, no es el partido que lidera las propuestas sanitarias.

Cuando se nombra a un ministro se suele hablar de los cien días de cortesía. Para este Hemiciclo plural parece que ha hecho falta un periodo de sesiones. A partir de otoño se espera mayor actividad y la evolución política de los partidos permiten adivinar que la aritmética va a dar mucho más de sí. A partir de septiembre nos esperan tres debates importantes para el mundo farmacéutico: acceso, historial farmacológico y el siempre polémico copago.

Comencemos por el principio. El debate sobre el abordaje de la innovación es urgente. Este número 800 de EL GLOBAL ahonda en ello de una forma implícita: hace falta cambiar y adaptarse al futuro para seguir siendo eficientes y útiles para los ciudadanos. Sobre la mesa hay dos propuestas, a expensas de que puedan surgir otras. Podemos fija su objetivo político en la adaptación de las consignas del Panel de Alto Nivel de la ONU. Para ello, propone la creación de una subcomisión. Por otro lado, el PSOE esgrime el ‘Informe Cabezón’ como solución viable para que el sistema sanitario incorpore las innovaciones terapéuticas sin poner en peligro la sostenibilidad del sistema. Sin embargo, no tiene claro que la fórmula ideal sea la creación de un subcomisión. El problema radica en que no puede existir más de una subcomisión por comisión ni más de seis en el Congreso de manera simultánea. La misma idea defiende el Partido Popular mientras que Ciudadanos sí es proclive a su creación. Veremos cómo termina la negociación en septiembre pero lo relevante es que este debate llegará al Congreso de los Diputados.

El acceso al historial farmacológico también llegará a la Comisión de Sanidad. Lo hará en fórmula de Proposición No de Ley, si bien es cierto que la propuesta llega de la mano del Partido Popular, que sustenta al Gobierno. Su texto no parece que vaya a dar complicaciones ideológicas a los grupos para oponerse, por lo que las oficinas de farmacia terminarán accediendo a este historial.

Por último está el siempre polémico copago. La bandera la lleva Ciudadanos, que cree que el mecanismo actual necesita una reforma para cumplir el primer punto sanitario acordado con el Partido Popular en agosto de 2016. Una Proposición No de Ley ya fracasó por lo que el objetivo de la formación naranja es llevarlo al Pleno para forzar la posición de los partidos políticos.

Mientras tanto, en el Senado…

Además del Congreso, la Cámara Alta también tiene proyectos sanitarios de interés y un fracaso notable. Me refiero al Pacto por la Sanidad, que nació con ilusión pero que la distancia actual que el PSOE quiere marcar con el PP lo hace imposible. La ruptura se evidenció en el debate sobre presupuestos ya que los socialistas consideran que con los números de Montoro cualquier pacto quedaría en humo.

Pero en las entrañas del Senado se cuece una ponencia que augura ser muy importante. Se trata de la medicina personalizada. En estos momentos los grupos sopesan a qué expertos atraer para que arrojen luz sobre esta revolución sanitaria y así poder legislar con conocimiento de causa. También otoño será la estación clave para que avance esta propuesta liderada por el senador socialista José Martínez Olmos.


Acceso a la innovación, copago e historial farmacológico serán las propuestas más importantes en el Congreso de los Diputados



El pacto por la Sanidad impulsado en el Senado
se desinfla pero la medicina personalizada coge fuerzas