p. sánchez menciona al sector farmacéutico

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Santiago de Quiroga Editor de EG | viernes, 10 de enero de 2020 h |

Resulta un hecho sin precedentes que, en un discurso de investidura, el presidente mencione a la industria farmacéutica. Y lo hizo para alertar sobre la necesidad de avanzar en “la transparencia de precios” que es un eufemismo que muestra su preocupación por los precios de la innovación. Esta mención se produce en el contexto del primer Gobierno de Coalición de la democracia en España, algo que ha llegado para quedarse y facilitar la gobernabilidad. El socio de Gobierno, Unidas Podemos, es crítico con las “multinacionales” y con el precio de los medicamentos.

Pedro Sánchez destaca la necesidad de un “país para la innovación” pero pide una “nueva política” del sector

Es precisa una labor intensa para explicar que el 20% de las ventas se invierten en I+D, algo que no hace ningún sector en el mundo. La rentabilidad para las compañías farmacéuticas es tan relevante como para la Banca o las eléctricas, pero impacta en la supervivencia de la sociedad. Que se lo digan a los enfermos de Hepatitis C, leucemia o cáncer. ¿Cómo se conjuga apoyar la innovación y la ciencia (como afirmó Sánchez) con facilitar la I+D privada ofreciendo el adecuado retorno de la inversión a través de los precios? No resulta fácil y necesita de un diálogo intenso, ahora que se menciona tanto este concepto, que debe abordarse entre la Administración y el Sector Farmacéutico.

El perfil del nuevo ministro, Salvador Illa, resulta determinante para el éxito del necesario diálogo. Para ilustrar el peligro de hablar de transparencia cuando quieres decir “rebajar precios”, pensemos en la conquista de Marte. En 2017 se estimaba que alcanzar Marte requeriría de 100.000 millones de dólares. Si sumamos el metal de la nave, los salarios, el equipamiento, el combustible, el personal de apoyo…todo lo que queramos, seremos muy transparentes, pero no vamos a poder identificar la totalidad de los 100.000 millones. Algo así pasa con querer obtener el precio de un fármaco pensando en los costes de producción y el coste medio de un ensayo clínico. Se trata de un ejercicio de simplificación cuyo mensaje se vende bien, pero puede suponer que España renuncie a la innovación.

¿Cómo se conjuga apoyar la innovación y la ciencia (como afirmó Sánchez) con facilitar la I+D privada ofreciendo el adecuado retorno de la inversión a través de los precios? No es fácil y necesita de un diálogo intenso, que debe abordarse entre la Administración y el Sector Farmacéutico.

La iniciativa legislativa popular, legítima como todas, “medicamentos a un precio justo” pretende que la investigación pública y la formación de los profesionales pueda realizarse desde la administración. La soportan varias organizaciones pero no hay investigadores ni Sociedades Científicas. Es una iniciativa tan utópica como peligrosa, que podría prosperar si en los siguientes 180 días consiguen las 500.000 firmas.

¿Existe un precio justo? Si el precio permite dedicar cantidades elevadas de dinero de las compañías (responsables de más de la mitad de la inversión en I+D en España) entonces será “justo” porque facilitará que los pacientes disfruten de esa innovación. Si las administraciones creen que el servicio o producto de un proveedor no es el adecuado, siempre se pueden negar a comprarlo. En esta legislatura vamos a ver si este complejo entramado de intereses, mensajes y realidades tiene una salida buena para el país, o se entra en un bucle de dolor post-investidura.