Opinión

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Santiago de Quiroga Editor de EG | viernes, 28 de diciembre de 2018 h |

Existe una reiterada ausencia de la farmacia del discurso político nacional. Ni está ni se la espera.

No será recordado 2018 por los avances en materia de farmacia, si no es por la frenética actividad de algunos de los Colegios profesionales. Preocupados por los problemas reales de los farmacéuticos, titulares y adjuntos, hombres y mujeres, que se enfrentan cada día a una labor asistencial altamente apreciada por la sociedad urbana y rural. La reiterada ausencia de un discurso político en materia de farmacia contrasta con la presencia de la innovación y el merecido reconocimiento a una industria que crea empleo estable, en igualdad de oportunidades (y mejorando), que tiene presencia industrial y que ha sido llamada a colaborar con el SNS, primero por el secretario general de Sanidad, Faustino Blanco y luego por la ministra de sanidad, Maria Luisa Carcedo, de manera más explícita, mencionada como un elemento para el cumplimiento de sus “quince prioridades sanitarias”. Pero el olvido de la botica del discurso político concreto, de su ausencia en la agenda ministerial, en donde no entra en ninguna de las quince prioridades anunciadas por la ministra Carcedo, se debe a la ausencia de un plan, más allá de las fotos y las marcas. Sí, que la Farmacia sea “marca España” está bien, pero eso no soluciona el problema de la farmacia rural, ni del desarrollo de la atención farmacéutica (atacada por los líderes enfermeros y que requiere de concreción). Por no tener, no tenemos en España ni la aprobación de los estatutos del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, unos estatutos que deberían proporcionar transparencia, voto democrático ponderado y ordenar un texto vigente desde el año 1959. La Asamblea General del CGCOF los aprobó en Enero de 2010, y ahí siguen. Entre otras cosas, los estatutos modernizan el funcionamiento de la institución, limitando mandatos caciquiles de permanencia en el poder. Mientras tanto, los Colegios siguen con sus agendas, y con la vista puesta en Madrid. La Ley de Farmacia de Madrid tiene a muchos boticarios rurales y urbanos muy pendientes. En Valencia la AF a residencias es una prioridad, defendiendo legítimamente que no queden excluídas y que sea una botica de la zona la que proporcione el servicio. Desde Barcelona lideran la detección de VIH en farmacias desde el año 2012, y son ya 120 farmacias en toda Cataluña. Y podríamos seguir con más ejemplos en el País Vasco, Galicia…Los problemas reales de la Farmacia son atendidos desde las CC.AA. y provincias del país, mientras esperan en vano que la agenda sanitaria nacional incluya alguno de ellos.