Opinión

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Santiago de Quiroga Editor de EG | viernes, 24 de mayo de 2019 h |

La preocupación por el margen está detrás de la transparencia, y aquel es muy complejo de establecer

La preocupación que ha mostrado el secretario general de Sanidad, Faustino Blanco, sobre el valor de la innovación de un nuevo medicamento y el beneficio clínico se está abordando con acciones concretas. La primera de la lista de claves es el rigor en el proceso regulatorio, que tanto a nivel de EMA como de Aemps no debe ser objeto de preocupación. Otra cuestión es si el precio responderá al beneficio clínico, y para ello también se habla de transparencia en dicho precio. ¿Deben ajustarse los precios a un margen razonable sobre lo invertido? Está claro que en otros sectores nadie le dice a Apple el margen “razonable”, pero hablamos de salud y entramos a abordar aspectos éticos. Lo que sí está claro es que deben explorarse vías de colaboración y que las compañías y patronales (Ifpma, Farmaindustria) están trabajando en esa línea con distintas fórmulas. Los acuerdos permiten que la innovación llegue y siempre requieren voluntad y cesión por las partes. Blanco alude a la corresponsabilidad, lo que implica un acto voluntario que beneficia a la sociedad y a la sanidad pública. Parece que la preocupación por el margen de las compañías está detrás de la transparencia de precios, lo que puede resultar complejo de establecer en muchas ocasiones. Definir lo que sería un margen razonable resulta mucho más complicado que establecer el beneficio clínico, y es un auténtico reto que persigue Valtermed. En cuanto a fomentar la competencia, genéricos y biosimilares son un camino y así lo recuerdan con cierta obviedad algunos miembros del Consejo Asesor del Ministerio. No obstante, habrá que pensar en otras medidas anunciadas que puedan afectar a los genéricos (y sobre las que hemos alertado desde EG) como es implantar unas subastas nacionales. Renunciar a una industria implantada en España sería el resultado de medidas que acabarían convirtiendo a España en un comprador de genéricos en el mercado internacional, con India o China a la cabeza.

Finalmente, que un centro público pueda tener algún tipo de retorno en la investigación que desarrolla es interesante, pero la realidad es que se requiere de conocimiento, inversión, estructura… Características que la cosa pública, como decía Ortega, no tiene, al menos, hasta ahora.