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El Consejo Interterritorial celebrado la semana pasada ha dejado titulares de todo tipo que hemos recogido fidedignamente en esta edición de EG. Si bien no ha habido acuerdo en todos los puntos planteados sí que ha dejado cierto poso de optimismo en cuanto a los temas en los que no ha existido consenso. Así las cosas, es positivo que sea la propia Comisión Delegada del CISNS la que siga trabajando de cara a alcanzar un acuerdo en cuanto al reglamento que rija el propio Interterritorial. Es una muestra de voluntad política la de no remitir la decisión al Consejo de Estado sino que sean las propias comunidades y el ministerio de Sanidad los que lo redacten. Es cierto que es una postura inteligente, pero también hay que dejar claro que no puede convertirse este asunto en un eterno bucle sin solución de continuidad. Por tanto, conocidas todas las posturas y los puntos de desunión, habrá que ponerse manos a la obra para confeccionar un reglamento en el que todo el mundo esté cómodo y nadie piense que le están quitando derechos adquiridos y capacidad de decisión. No está claro que pueda estar solucionado de aquí a la celebración del próximo Interterritorial en enero, pero sería deseable. Aunque es evidente que si no se cede será imposible ponerle solución a este asunto.
La petición de muchos de los consejeros de celebrar un CISNS monográfico sobre financiación, tampoco parece mala idea. Por el momento no se ha concretado nada salvo que las comunidades autónomas ven muy necesaria su celebración. La ministra recogió el guante como ya hiciera en el anterior Interterritorial y anunció que no ve necesario ese monográfico, pero sí conocer las necesidades de las CC.AA en materia de financiación. Lo dicho, una discusión necesaria. Mucho más que volver a debatir sobre la derogación del 16/2012. Un clásico de la política sanitaria que sí que es el cuento de nunca acabar.
