| miércoles, 17 de abril de 2019 h |

Decía el asesor político Bernard M. Baruch que el ciudadano debía votar al que menos prometa, pues este será el que menos decepcione. En materia farmacéutica esta reflexión podría aplicarse según a cuál de los principales partidos que concurren a las próximas elecciones del 28A, pues no todos incluyen entre sus líneas grandes promesas electorales, o promesas muy detalladas, en este sentido. Los más vienen de parte del Partido Popular y Ciudadanos. Acuerdos con la industria para obtener economías de escala, impulsar las compras centralizadas o la colaboración público privada son las principales apuestas de los populares. Centrales de compra y agilizar los tiempos de acceso a las innovaciones son las claves para los naranjas.

PSOE y Podemos no han realizado grandes concreciones. Los primeros abogan por suprimir el copago a pensionistas y personas de menores ingresos y por introducir el criterio coste-efectividad para obtener precios justos. Los segundos abogan por eliminar el copago y más transparencia en precios. Por último, Vox aboga por compras centralizadas y centralizar competencias.

Lo cierto es que todos los agentes del sector buscan que los partidos sean conscientes de sus necesidades. La farmacia quiere que se cuente con ella en todas las estrategias sanitarias y poner en valor el papel de la farmacia rural. La industria, por su parte, busca un marco regulatorio estable para atraer inversiones, más financiación para el Sistema Nacional de Salud, políticas que impulsen el uso de medicamentos genéricos y biosimilares, así como impulsar el autocuidado entre la ciudadanía. Solo así, dicen, España podrá ser referente en materia sanitaria. Ahora, como decía Baruch, solo queda votar al que menos decepcione.

La farmacia quiere que se cuente con ella en todas las estrategias sanitarias y la industria busca marcos normativos estables