La propuesta de HTA tiene que generar ventajas para todos, lo que, consecuentemente, también significa que tiene que tener desventajas para todos
| 2018-10-05T12:19:00+02:00 h |

Al proponer una armonización de las metodologías nacionales en materia de evaluación de tecnologías sanitarias, la Comisión Europea no hizo sino atender un llamamiento del Parlamento Europeo. No hubiera tenido mucho sentido que, después de solicitarla, la Eurocámara hubiera votado en contra de la propuesta de regulación en HTA, lo cual no resta mérito (más bien todo lo contrario) a la encomiable labor desarrollada por Soledad Cabezón. La ponente de ENVI en este informe ha tenido que lograr la cuadratura del círculo entre centenares de enmiendas, y con una espada de Damocles sobre su cabeza: las elecciones al Parlamento, previstas para mayo de 2019. Si hay un enemigo para la HTA, ese es el tiempo.

La eurodiputada socialista ha salido airosa. El Eurobarómetro muestra que la salud es uno de los valores más importantes para la ciudadanía europea; al mismo tiempo, el acceso se ha convertido en una prioridad compartida a nivel político y sectorial. La propuesta en HTA puede tener un alto valor añadido europeo. Para ello, tiene que generar ventajas para todos, lo que, consecuentemente, tambien significa que tiene que tener desventajas para todos.

Era inevitable que, tras la aprobación del informe de HTA por los eurodiputados, apareciesen ciertos comentarios negativos. La Comisión Europea querría un texto más ambicioso; algunos grupos del Parlamento, más cautos y seguramente pensando en la futura votación en el Consejo, querrían ver más acotado (medical devices) el ámbito de aplicación; los pacientes, ansiosos de más participación, se consideran marginados; la industria teme que la excepcionalidad prevista para las revaluaciones nacionales se convierta en la futura norma…

El carácter obligatorio de la evaluación requerirá (requiere) de una necesaria confianza entre todas las partes. Si se parte de que el texto de la Eurocámara es una buena base, entonces hay posibilidades de éxito. Los grupos parlamentarios y la Comisión Europea han hecho su parte. Ahora les toca a los estados miembro pisar el acelerador, ya que por ahora sus progresos han sido muy lentos. La votación de Estrasburgo les añade una presión considerable, pues les convertirá en los únicos responsables si el reglamento no sale adelante. El (poco) tiempo que queda, dirá.

El carácter obligatorio de la HTA requerirá de la necesaria confianza entre todas las partes. Le toca al Consejo