| viernes, 13 de julio de 2018 h |

Expandir y profundizar. Son dos conceptos que el director del Departamento de Patología Molecular Traslacional del MD Anderson Cancer Center de Houston, Ignacio Wistuba, destaca como claves para avanzar en inmuno oncología. Y es que, aunque es cierto que existen tratamientos que están mostrando resultados prometedores para algunas patologías, existen numerosos interrogantes que, de ser resueltos, podrán cambiar el abordaje del cáncer.

Por ejemplo: ¿Analizar tejidos durante el tratamiento abrirá la puerta a desarrollar tratamientos de segunda o tercera generación? ¿Ayudarán los biomarcadores de monitorización a establecer qué dosis es la adecuada para cada paciente? ¿Por cuánto tiempo mantendrán la respuesta positiva los tratamientos celulares? Aún es pronto para contestar con rotundidad estas cuestiones, pero lo cierto es que, para lograr este objetivo se necesita una estrategia global y, sobre todo, mucha inversión. Y decimos inversión, una vez más, y no gasto; porque contestar a estas cuestiones no sólo producirá beneficios a los pacientes, sino ahorros a los sistemas.

Poder establecer una dosificación adecuada de la inmunoterapia a través del desarrollo de biomarcadores de monitorización permitirá que pacientes que ya no se beneficien de ciertos tratamientos no reciban, sin éxito, los mismos. Y viceversa.

Pero si hay un deber que los oncólogos especialistas apuntan en las agendas, tanto de las compañías farmacéuticas como de las instituciones, es la necesidad de coordinar la investigación en este campo. Se trata, tal y como apuntaron los expertos presentes en la jornada organizada por la Fundación ECO, de no repetir ensayos clínicos. Lo contrario, dicen, es perder oportunidades, recursos económicos y clínicos. La solución es clara: organización entre agencias regulatorias y compañías.

Existen interrogantes en torno a la inmunoterapia que, de ser resueltos, podrán cambiar el abordaje del cáncer