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España se encuentra con una nueva forma de gobernar en la que, por primera vez en democracia, la coalición de partidos es la única forma viable. Dos partidos de izquierda anuncian una coalición y la cartera de Sanidad podría recaer en Unidas Podemos (UP). Si fuera así, una ministra (probablemente) deberá aprovechar a algunos de los actuales cargos, porque es importante la experiencia de gestión. Pero la política sanitaria y sus decisiones no recaen solo en el ministerio, ya que la descentralización hace que la mayor parte de la actividad y del presupuesto recaiga en las CC.AA.
El mapa político en Sanidad incluye un 46% de la población con Gobiernos del PP (en solitario o en coalición con C’s) y otro 20% de la población con Gobiernos de los nacionalistas: PNV en País Vasco y JxCat y ERC en Cataluña. En el 30% de la población restante es donde gobierna el PSOE, en solitario o en coalición. Por tanto, el camino debería ser que una ministra de Unidas Podemos se ponga de acuerdo con el resto de consejeros y consejeras en el avance de muchos asuntos (algunos lo llaman “Pacto”). La realidad es que el Consejo Interterritorial del SNS podría ser el auténtico motor de la coordinación sanitaria. Y las decisiones de Estado deberán ser consensuadas: incrementar el presupuesto en sanidad, la reforma de la AP, la falta de especialistas, la equidad, la cronicidad y las estrategias varias (cáncer, salud mental, cronicidad…). No se puede avanzar en solitario, ni sin contar con todos los agentes sanitarios.
