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Santiago de Quiroga Presidente Editor de EG | viernes, 24 de mayo de 2019 h |

La AIReF ha cumplido con su cometido, que es hacer números sobre lo que podría ser un ahorro en forma de recorte en la partida de medicamentos. Si gastas 1.000 y recortas un 10% ahorras 100. Es una tarea tan sencilla que resulta engañosa en lo que considera “ahorros”, y pasa por alto conceptos básicos como eficiencia, coste efectividad, balanza comercial, desarrollo industrial, el impacto en el tejido empresarial, en las boticas y el empleo. Algunas de estas cuestiones sí podrían ser abordadas desde un punto de vista fiscal por la AIReF: no creo que empresas de genéricos con sus beneficios reducidos de manera drástica paguen muchos impuestos. Ni tampoco que las farmacias que se vean recortadas en sus compras de genéricos puedan pagar muchos impuestos, incluyendo el asociado a las ventas de medicamentos con cargo a fondos públicos (RD 5/2000 y sucesivos). El error no está en solicitar a la Autoridad Fiscal su informe, sino hacer caso de alguna de sus recomendaciones sin contrastarlas con expertos y con los implicados. Resulta necesario, al hablar de “gasto” en medicamentos, no olvidar los beneficios en salud, siendo más correcto hablar de inversión. ¿O debemos comparar el impacto en la sociedad de 30 km de autopista con el presupuesto en medicamentos de un gran hospital en un año? ¿Alguien puede asegurar que la obra pública es una inversión y los medicamentos no? El impacto del medicamento que cura o alivia en la economía no es un factor a olvidar por AIReF.