Marta Riesgo Madrid | viernes, 30 de junio de 2017 h |

Un año más las compañías farmacéuticas y su patronal, Farmaindustria, han hecho públicas sus transferencias de valor a profesionales y organizaciones sanitarias y, en esta ocasión, aunque no se encuentran grandes variaciones en términos totales, si se observa un aumento en las ayudas que las compañías conceden de forma directa a las organizaciones sanitarias para la celebración de actividades científicas o reuniones profesionales.

Así, mientras en 2015 la inversión en este campo fue de 66 millones de euros, en 2016 esta ascendió a 81 millones, lo que supone un 18,5 por ciento más. Por contra, se observa una pequeña reducción en las ayudas directas a profesionales para que puedan acudir a actividades de formación, pasando de los 119 millones de 2015 a los 112 registrados en 2016, lo que supone un 5,88 por ciento menos.

Hace meses que algunas compañías u organizaciones de profesionales apuntaban a la necesidad de que las ayudas para la formación se destinasen de forma directa a las organizaciones y no a los profesionales sanitarios de forma directa. La primera en anunciar este cambio de modelo fue GSK, que ha decidido realizar sus inversiones de forma directa a las organizaciones sanitarias. Hace meses que el presidente de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Española (Facme) Fernando Carballo, solicita que sean las organizaciones las encargadas de recibir las ayudas destinadas a formación, un modelo que ya adopta la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin).

Por otro lado, en términos totales, las transferencias de valor realizadas por la industria alcanzaron en 2016 los 501,5 millones de euros, frente a los 496 millones registrados en 2015. Desgranando estas cantidades, cabe destacar, además de los 112 millones de euros destinados a profesionales para formación y los 81 millones destinados a organizaciones sanitarias para la organización de reuniones y formaciones, los 194 millones de euros que las compañías farmacéuticas han destinado a contratos con organizaciones y profesionales sanitarios para desarrollar proyectos de I+D. A los citados ámbitos de investigación y de formación se suman otros dos conceptos: la prestación de servicios profesionales, ya sean individuales o de organizaciones, por un valor de 79 millones de euros, y la concesión de donaciones, que sólo puede realizarse a organizaciones sanitarias y que sumó 35,5 millones.

Respecto a los 112 millones con los que la industria farmacéutica contribuyó en 2016 a la formación científica y clínica de los profesionales supone una cifra algo inferior a los 119 de 2015. El 93,4% de las ayudas tuvieron como beneficiarios a médicos y la inscripción media a un congreso se fija en 600-700 euros, cantidad que puede verse incrementada si la reunión es de carácter internacional. El pasado año, según datos de Farmaindustria, el 76 por ciento de las reuniones en las que la industria farmacéutica colaboró fueron nacionales, mientras que el restante 24 por ciento fueron reuniones internacionales.

Janssen y Novartis, la mayor inversión

En cuanto a las compañías que más fondos han destinado a estos ámbitos, en primer lugar se sitúa Janssen, con 42,1 millones; le sigue Novartis, con una inversión de 40,2 millones de euros; Pfizer, con 32,12 millones de euros; MSD con 30,77 millones y, en quinto lugar, se sitúa Roche, con 30,20 millones. Además, GSK destinó en 2016 un total de 19,82 millones a las transferencias de valor, seguida de Sanofi y Fundación Genzyme, con 18,26 millones y Lilly con 15,80 millones.

Por otro lado, cabe destacar que este es el último año en el que la publicación de forma individualizada será voluntaria. Y es que, en mayo de 2016 la Asamblea anual de Farmaindustria daba luz verde a la modificación del Código de Buenas Prácticas por la que todas las compañías adheridas informarán a los profesionales sanitarios de que las transferencias de valor realizadas a partir del 1 de enero de 2017 (que se publicarán en 2018) y derivadas de su colaboración en materia de formación, reuniones científico-profesionales y prestación de servicios se publicarán de forma individualizada.

Una inquietud más para los profesionales sanitarios, no por la transparencia en sí, sino por “el uso espurio” que se pueda hacer de estos datos. En este sentido, el presidente de Facme indica que hay que controlar todo lo que pueda suponer la explotación de esta información para cuestionar a los profesionales o resaltar la tendencia de la industria. “Habrá que estar muy atento porque están obligados a velar por esto”, señala.

Aunque la Agencia de Protección de Datos avala la decisión de las compañías, éstas están obligadas a garantizar un procedimiento de información exhaustiva al profesional de todo el proceso. “Independientemente de la duda de fondo que surja sobre si es lícito o no publicar los datos individuales, no como resistencia a la transparencia sino como acción unilateral, de alguna forma debe existir un ordenamiento positivo desde nuestra administración”, asegura, al tiempo que aclara que no están en contra de la transparencia y la fiscalidad, “sino que son diferencias de interpretación”.

Otros datos que deja la transparencia

93%

de los beneficiarios de las ayudas para formación científica de la industria faramacéutica en 2016 son médicos. El 76 por ciento de las reuniones en las que la industria farmacéutica colaboró fueron nacionales, mientras que el restante 24 por ciento internacionales.

81

millones de euros fue la cantidad desembolsada por la industria en 2016 con destino a las organizaciones sanitarias organizadoras de este tipo de eventos, siendo éste otro de los datos que, junto a las inversiones en formación y contratos, ahora deben publicarse.

35%

de compañías han publicado sus transferencias de valor de forma individualizada (frente al 20% de 2015), en el último año en el que esta decisión es voluntaria. El restante 65% tendrán que hacerlo también —ya de forma obligatoria— en 2018.