Bartolomé Beltrán
Jefe de servicios médicos A3Media
| viernes, 28 de noviembre de 2014 h |

Siempre he sido de la opinión de que a cada cual hay que darle lo suyo. Por ese motivo, he de decir que me gusta mucho la iniciativa iniciada por la farmacéutica María José Mora Luque en Sevilla, donde realiza un Servicio de Deshabituación Tabáquica en Oficinas de Farmacia mediante seguimiento farmacoterapéutico. En este punto pienso que resulta conveniente recordar que el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos que preside Carmen Peña, puso en marcha el ‘Plan Estratégico para el Desarrollo de la Atención Farmacéutica: Indicación Farmacéutica en Deshabituación Tabáquica’.

Porque sobre las ventajas de dejar de fumar hay que destacar que el abandono del tabaco supone una mejora en la calidad de vida que puede observarse de inmediato, sin ningún tipo de dudas. Tan solo treinta minutos después de fumar el último cigarrillo, el sujeto recupera su presión sanguínea y su pulso cardíaco normales, y aumenta la temperatura de las extremidades hasta recuperar la normalidad, como consecuencia de la mejora de la circulación de la sangre. ¿Seguimos? Apenas ocho horas después de ese último cigarrillo sus niveles de oxígeno en sangre se normalizan, y desde ese mismo instante empieza a disminuir su riesgo de sufrir una crisis cardiaca. Además, si esa persona tenía alguna enfermedad relacionada con el consumo de tabaco, aumentan sus posibilidades de recuperación.

Volvamos al cronograma. A las 48 horas de haber fumado el último cigarrillo ya se ha eliminado toda la nicotina del organismo del sujeto y se restablece sensibilidad del gusto y del olfato. Al tercer día de ese último cigarrillo, el sujeto respira mejor debido a la relajación de los circuitos bronquiales. Después de tres semanas sin fumar, disminuye sustancialmente o incluso desaparece por completo la tos característica del fumador crónico, mientras los pulmones y la circulación sanguínea mejoran. También desaparece la halitosis y la tinción dental a las pocas semanas. Incluso comienza a disminuir el riesgo de aparición de arrugas cutáneas faciales.

A los tres meses después de dejar el hábito del tabaco se normaliza por completo la función pulmonar, con lo que mejora la resistencia física del sujeto. Asimismo, varios meses sin fumar consiguen un incremento en las concentraciones de HDL colesterol, lo que se encuentra claramente relacionado con una disminución de la progresión de la placa de ateroma. Tras un año sin fumar, el riesgo de muerte súbita se ha reducido a la mitad, y a los cinco años de abstinencia el riesgo de infarto agudo de miocardio es similar al de un individuo que nunca fumó.

Llegados a este punto, cabe destacar que el riesgo de accidente cerebro-vascular disminuye conforme se incrementa el tiempo de abandono del tabaquismo, equiparándose al de un no fumador a los diez años del abandono y su riesgo de padecer un cáncer de pulmón disminuye en un 45 por ciento.

Independientemente de la edad, los síntomas relacionados con la existencia de enfermedad péptica, cardiopatía isquémica y enfermedad vascular periférica, mejoran al dejar de fumar. Bien es cierto que los fumadores que abandonan el hábito antes de los 50 años presentan la mitad de riesgo de muerte en los siguientes 15 años que aquellos que continúan fumando. Eso sí, aunque sin duda siempre se obtienen beneficios, son menores cuanto más tarde se produce el cese del hábito.

El ejemplo de esta farmacéutica sevillana hay que tenerlo en cuenta y considerarlo como corresponde. Seguro.

Los fumadores que dejan de fumar antes de los 50 años presentan la mitad de riesgo de muerte

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