El síndrome metabólico es una enfermedad poco conocida pero que en España, el 31 por ciento de la población adulta lo sufre, según la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Se trata de una condición clínica caracterizada por la alteración de varios parámetros del metabolismo definidos por la Federación Internacional de la Diabetes.

“Aunque el síndrome metabólico tiene un componente genético importante, el comportamiento y la actividad física o los hábitos alimenticios (todo lo que es modificable, lo que llamamos epigenética) es fundamental para desarrollarlo o no”, explicó Valle Fernández, doctora especialista en medicina familiar y comunitaria del Hospital Gregorio Marañón, en un encuentro online organizado por Aboca.

Para poder decir que una persona tiene síndrome metabólico, el primer requisito es que tenga una circunferencia abdominal elevada: más de 94 centímetros en hombres y más de 80 en mujeres. “Si no se cumple eso, hablamos de otros trastornos, pero no del síndrome metabólico”, aclaró Fernández. Por tanto, además de esta condición, se deben cumplir otros dos factores más de estos cuatro:

  • Triglicéridos (tipo de grasa) elevados en sangre: ≥ 150mg/dl.
  • Presión arterial normal-alta o alta: ≥ 130/85 mmHg.
  • Glucemia alta: glucosa en ayunas (IFG) > 100mg/dl o diabetes.
  • Colesterol HDL bajo: < 40 mg/dl en hombres y < 50 mg/dl en mujeres.

“El síndrome metabólico es como la fase final de un proceso que se va a iniciar siempre desde la salud de la que parte la persona: empieza por ser un individuo sano, luego se altera un parámetro, se une a otras alteraciones y podemos considerar que tiene síndrome metabólico cuando tiene tres parámetros alterados“, aseguró la especialista.

Según Fernández, es un síndrome muy común. Arrojó cifras “alarmantes” a nivel mundial: entre las personas mayores de 40 años el 52 por ciento tiene más de una alteración y el 24 por ciento presenta el síndrome metabólico. Además, esta problemática se está difundiendo rápidamente también en edad pediátrica y en los adolescentes.

Situación española

Clínicos e investigadores españoles han participado en un estudio realizado con una población general (personas sanas y personas enfermas) de unas 5.000 personas de distintos puntos de España a las que se les ha realizado un seguimiento de 7 años.

Han visto que, de las personas sanas, un tanto por ciento ha desarrollado el síndrome metabólico. Y, un tanto por ciento de las personas enfermas, con el paso de los años y la intervención médica que se está realizando durante estos años en España, tienen una regresión de ese síndrome.

“A la gran cantidad de personas que ya lo sufren, sumamos cada día en España 257 personas diagnosticadas de síndrome metabólico. Esto se traduce en 94.000 casos nuevos al año. Y es un problema que sigue creciendo cada día”, lamentó Fernández.

¿De qué manera afecta el peso?

El tratamiento de este síndrome es necesario porque está ligado a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes de tipo II.

En un estudio realizado en Italia, la cohorte de personas ya tiene problemas de salud importante, como la obesidad, cuenta Valle Fernández. En dicho estudio, midieron a las personas con obesidad y sobrepeso y con obesidad central, es decir, el perímetro de la cintura más elevado. El resultado fue que el 68 por ciento de esas personas tenía síndrome metabólico.

“La salud está ligada a cómo funcionamos por dentro, independientemente del peso”

Valle Fernández, doctora especialista en medicina familiar y comunitaria del Hospital Gregorio Marañón.

“La obesidad y sobrepeso está muy relacionado con esto, pero no siempre implica tener síndrome metabólico. Hay un porcentaje de personas con sobrepeso que tienen una buena salud metabólica, aunque parezca paradójico”, indicó Fernández. Y es que en nutrición o cuidado de la salud, ya no tiene tanta validez lo que antes era la norma: el índice de masa corporal (cuánto pesas y cuánto mides). “La salud está ligada a cómo funcionamos por dentro, independientemente del peso”.

“Hay que ver el problema más en complejidad, entender que hay un montón de sistemas interaccionando y el problema del peso se aborda mirando la composición del organismo”, añadió la especialista. “Tenemos que buscar el síntoma antes de que aparezca la enfermedad. Los parámetros metabólicos alterados no son sino la punta del iceberg de un proceso fisiopatológico progresivo más profundo e impactante en todos los tejidos del organismo”, aseveró.

El papel de la microbiota

“En el intestino hay muchos procesos que regulan en metabolismo. Tenemos que hacer una correcta digestión, absorción y eliminación, pero dentro del intestino tenemos un micromundo inmenso, lo que llamamos la microbiota intestinal, que tiene un rol muy importante”, señaló la doctora Fernández.

Dependiendo de la microbiota que nos toque, la que nuestra madre nos pase al principio, según nuestra alimentación y lo que hagamos con ella a lo largo de la vida, tenemos la capacidad de absorber, acumular o eliminar los nutrientes de manera diferente. “Creíamos que solo se debía a nuestras células y metabolismo, pero eso está obsoleto: es lo que pasa en nuestro intestino con este mundo microbiano que tenemos dentro”. Por tanto, si a lo largo de los años hemos acumulado una microbiota que no funciona bien, aumenta la carga de sustancias inflamatorias.

¿Cómo atajar el problema?

La posibilidad de solucionar este trastorno existe y los elementos que hay que considerar para
prevenir y curar el síndrome son, en primer lugar, una alimentación saludable, un estilo de vida sano (sin tabaco ni alcohol) y actividad física regular (al menos 30 minutos de ejercicio físico aeróbico 3-5 veces por semana), manteniendo bajo control el peso corporal y, especialmente, la circunferencia abdominal. Hay que inculcar estas reglas de “autoprevención” desde la infancia para evitar que estos problemas se manifiesten de forma precoz.

No existen medicamentos específicos para el tratamiento del síndrome metabólico, además de los cambios en la alimentación y el estilo de vida. En general, el médico interviene prescribiendo una terapia polifarmacológica para tratar por separado los parámetros alterados, como la tensión alta, el colesterol, los triglicéridos y la glucemia. Sin embargo, es necesario adoptar un enfoque terapéutico basado en una visión sistémica que aborde la salud del organismo.

Investigaciones recientes realizadas en el ámbito metabolómico y biomédico y un estudio publicado en la revista científica Nature Scientific Reports demuestran que un
enfoque terapéutico no farmacológico a base de sustancias naturales complejas puede actuar en el intestino y producir también efectos en el hígado, capaz de reequilibrar el metabolismo y de mejorar las disfunciones provocadas por la dieta, propias del síndrome metabólico.


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