Oncología/ San Antonio Breast Cancer Symposium

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E.S.C. Madrid | viernes, 09 de diciembre de 2011 h |

La terapia experimental pertuzumab (el primero de una nueva generación de agentes dirigidos denominados inhibidores de la dimerización del HER2), combinada con trastuzumab, permite un bloqueo más completo de las vías de señalización de este receptor que proporciona a las pacientes una media de seis meses más de supervivencia libre de progresión (SLP) y que representa un paso más hacia la cronificación de este tumor. Así lo muestra el ensayo clínico Cleopatra, cuyos datos ha presentado su principal investigador y jefe del Servicio de Oncología y Hematología del Hospital General de Massachusetts de Boston, Josep Baselga en la Reunión Anual sobre Cáncer de Mama celebrada en San Antonio (Estados Unidos.).

En él han participado un total de 250 centros de 19 países (entre ellos España con nueve hospitales) y 808 mujeres con cáncer de mama HER2 positivo metastásico. Se compararon dos pautas: la combinación de pertuzumab y trastuzumab más la quimioterapia docetaxel frente al estándar trastuzumab más quimioterapia).

El resultado es que el esquema con pertuzumab redujo un 38 por ciento el riesgo de que la paciente empeorase o falleciera (o SLP). Esta mejoría se tradujo en una media de 6,1 meses más de SLP, lo que significa 18,5 meses con la combinación experimental frente a 12,4 meses con el tratamiento estándar.

La magnitud del beneficio clínico de este estudio es, de hecho, la mayor vista en los últimos años en este tipo de tumor. “Es una mejoría con gran valor clínico hasta el punto de que podemos decir que el estudio arroja uno de los resultados más positivos de la historia del cáncer de mama”, asegura Baselga.

¿Hay sobrediagnóstico?

Otro trabajo presentado durante el congreso se replanteó el beneficio de los programas de detección precoz, analizando la importancia que puede tener el sobrediagnóstico (entendido como la detección de cáncer de mama que no va a comprometer la vida de la paciente y que se estima como la diferencia entre la tasa de cáncer observado y la tasa de cáncer esperado), concluye que “con excepción de algún estudio que muestra diferencias de un 30 por ciento y que tiene sesgos importantes, las diferencias existen pero son pequeñas (promedio del cinco por ciento)”, explica Juan de la Haba, oncólogo del Hospital Reina Sofía de Córdoba.

Para llegar a este resultado se realizaron análisis de 17 estudios en los que se compara la tasa de carcinoma infiltrante in situ, entre la población sometida a screening y la tasa en la población no sometida a mamografía periódica.