España cuenta con un consenso político en torno al apoyo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Una evidencia clara según la Comisión Europea es la creación de vicepresidencias relacionadas con la Agenda 2030 y con Cambio Climático y Reto Demográfico en el nuevo Gobierno. No obstante, esta predisposición no es suficiente para dar respuesta al reto de la sostenibilidad. España deberá tener una “estrecha colaboración” entre los distintos niveles de la administración para que las políticas puedan tener coherencia. Así lo señala el ‘Informe sobre España 2020’ de la Comisión Europea, un documento que acompaña a otro complementario: ‘Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo al Consejo Europeo, al Consejo, al Banco Central Europeo y al Eurogrupo’.

Los ODS son 17 medidas que se enfocan en diferentes áreas y pretenden equilibrar la sostenibilidad ambiental, económica y social. Sin embargo, la consecución de ellos es más complicada de lo que parece, ya que implica factores transversales de la economía y los sistemas productivos de los Estados Miembros.

ODS 3: Salud y Bienestar

En este documento, la Comisión plantea una nueva estrategia para abordar los retos de la economía tanto a corto como a largo plazo. Esta nueva agenda económica de sostenibilidad competitiva se articula en cuatro vertientes: sostenibilidad medioambiental, aumento de la productividad, equidad y estabilidad macroeconómica. En este sentido, los fondos de la UE ya invierten cantidades considerables en medidas acordes con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En España, los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos apoyan 13 de los 17 ODS y hasta el 96 % del gasto contribuye a avanzar en pos de estos objetivos.

El informe de la Comisión Europea, que se basa en el conjunto de indicadores de ODS de la UE preparados por Eurostat, destaca que España avanza especialmente con el ODS 3 Salud y bienestar.

La Comisión Europea destaca que el sistema de atención primaria funciona bien, pero “requiere de cierta adaptación para afrontar el cambio demográfico y la transición epidemiológica”.

Esto se debe a que alrededor del 60 por ciento de los españoles de 65 años y más padece al menos una enfermedad crónica, más del 20 por ciento sufre algunas limitaciones en las actividades diarias y casi el 40 por ciento se ha quejado de síntomas de depresión. En este sentido, la Comisión indica que el envejecimiento de la población “crea nuevas necesidades de asistencia sanitaria”.

Asimismo, el informe indica que “es posible” que las necesidades de asistencia de larga duración aumenten en el futuro. El número de beneficiarios creció un 5,8 por ciento durante 2019. La ratio de cobertura se mantiene ligeramente por encima del 80 por ciento. Sin embargo, “persisten grandes disparidades entre las comunidades”, existiendo un ratio del 68 por ciento en Cataluña frente al 99 por ciento en Castilla y León.

Avanzar en ODS con planes

Pero las disparidades en las autonomías van mas allá. La Comisión destaca que se observan ineficiencias en la adquisición y el uso de medicamentos dispensados en oficina de farmacia. Para corregir esta circunstancia, están previstas algunas medidas como la nueva herramienta para evaluar el valor terapéutico de los medicamentos. Además se está elaborando un plan de acción para una utilización más sostenible de los medicamentos genéricos y biosimilares.

Otro de los factores que está vinculado a la ineficiencia sanitaria es la contratación y las condiciones de los profesionales de la salud. El documento de la CE manifiesta que la tendencia de contratos temporales “contribuye a la enorme inestabilidad del personal sanitario”.

El número de enfermeros por cada 1.000 habitantes está muy por debajo de la media de la UE, un 5,7 en España frente al 8,5 de media europea.

A pesar de que existen planes para aumentar las plazas de los profesionales, la Comisión Europea indica que “aún deben definirse medidas”. Por ejemplo, promover el trabajo en equipo en la atención primaria y una mejor distribución de los profesionales por el territorio nacional.

Investigación e industria

En Investigación e innovación, el organismo europeo señala que el desempeño de España es inferior a la media de la UE en algunos progresos desde 2011. A pesar de esto, España cuenta con la consideración de “innovador moderado” en la UE y obtiene una alta puntuación en indicadores para el mercado o la empresa, la penetración de banda ancha, los nuevos doctorados y la educación terciaria.

Los puntos débiles se desarrollarían en relación al gasto empresarial en I+D o los vínculos entre los sectores académico y el empresarial, entre otros.

La CE señala que “los pobres resultados de España en materia de innovación dificultan el aumento de productividad”. Esta afirmación conlleva la dificultad de cambio en la estructura hacia una economía verde”. Por este motivo, la adopción de medidas para la mejora de I+D contribuiría a avanzar en consecución con el ODS 9 «Industria, innovación e infraestructura».

Es conveniente señalar que la calidad de investigación española posiciona a los artículos científicos españoles entre el 10 por ciento de las publicaciones más citadas de todo el mundo. A pesar de ello, continúa por debajo de la media europea. El sector empresarial español es fundamental para hacer frente al reto de la sostenibilidad establecido en el ODS 9. Para ello, son clave la digitalización, la innovación, un uso más eficiente de los recursos y la reconversión laboral de las personas.

Además es estas mejoras, la Comisión Europea señala avances moderados en otros ODS como, por ejemplo, el ODS 1 «Fin de la pobreza», el ODS 2 «Hambre cero», el ODS 4 «Educación de calidad», el ODS 8 «Trabajo decente y crecimiento económico», el ODS 10 «Reducción de las desigualdades», el ODS 11 «Ciudades y comunidades sostenibles», el ODS 13 «Acción por el clima», el ODS 16 «Paz, justicia e instituciones sólidas», y el ODS 17 «Alianzas para lograr objetivos».

A pesar de ello, España continúa teniendo algunos indicadores concretos “considerablemente inferiores” a la media de la UE. Esto ocurre, por ejemplo, con los porcentajes de abandono escolar prematuro y personas en riesgos de pobreza.