Uno de los aspectos que la pandemia ha puesto de relieve es la necesidad de que los pacientes cuenten con los denominados como ‘medicamentos esenciales’. Por ello, es preciso reforzar la producción de los mismos para evitar interrupciones en el suministro. Desde Farmaindustria repasan los aspectos principales de este tipo de fármacos.

¿Qué son?

Se trata de aquellos medicamentos que un país considera necesarios para atender a las necesidades básicas de sus ciudadanos. Son fármacos estratégicos, puesto que su disponibilidad es crítica para asegurar la atención a los pacientes; esta necesidad se acrecenta durante las crisis sanitarias, cuando se incrementa la demanda mundial de manera repentina o los cierres de fronteras pueden poner en jaque la distribución. En su mayoría, son medicamentos de largo recorrido, que llevan muchos años en el mercado y que ya no cuentan con protección de patente; no obstante, siguen siendo los más adecuados para tratar ciertos síntomas o enfermedades.

¿Se han dado problemas de escasez durante la pandemia?

Esto no ha sido un problema. En España, la industria farmacéutica tiene una posición sólida, y a pesar de la deslocalización de la industria -que ha supuesto problemas en otros sectores- mantiene un tejido productivo grande. De esta manera, se ha podido acelerar la producción en nuestro país, con planes de contingencia que permitieron incrementar la capacidad de las plantas e incluso reorientar líneas de producción; además, se ha asegurado que no se rompiera la cadena de producción de otros países. A pesar de los resultados positivos, las lecciones de la pandemia aconsejan reforzar las capacidades estratégicas en este ámbito.

¿Quién se encarga de su producción en España?

En nuestro país, la industria farmacéutica cuenta con 82 plantas de producción de medicamentos de uso humano. Estas cumplen los más elevados estándares (normas de correcta fabricación) que aseguran la calidad y consistencia en la producción de los fármacos. Cabe destacar que estas plantas están preparadas y acondicionadas para fabricar prácticamente todas las formas farmacéuticas, desde formulaciones orales, inyectables o colirios -que imponen condiciones de esterilidad- a medicamentos tan extraordinariamente potentes que requieren trabajar en una atmósfera confinada o que obligan a producir a bajas temperaturas.

¿Se producen todos estos fármacos en España?

No, en nuestro país solo tiene lugar la producción de algunos de estos medicamentos esenciales. Una gran parte de los mismos se fabrican en países asiáticos como China o India. Hace ya tiempo que Europa perdió la producción de muchos principios activos y también de muchos medicamentos en favor de estos países. Esto se ha comprobado con preocupación durante los meses más duros de la pandemia y ha llevado a plantear si esa dependencia de países lejanos puede ser excesiva en un ámbito tan delicado como el del medicamento.

¿Por qué se ha perdido la fabricación de muchos de estos medicamentos?

En algunos países asiáticos los costes de producción son más bajos y las condiciones de implantación menos exigentes. Esto ha motivado que la Unión Europea y el resto de economías occidentales hayan perdido mucho potencial en la fabricación de medicamentos. En concreto, esta pérdida de fabricación se ha producido en determinados principios activos, sobre todo en aquellos más veteranos o maduros que llevan mucho tiempo en el mercado y han perdido su patente; además, los precios de estos están sometidos por las administraciones sanitarias a revisiones a la baja.

¿Es necesaria una autonomía total en su producción?

No es necesaria. Aunque la pandemia ha puesto de relieve el valor de los medicamentos esenciales así como la necesidad de reforzar la fabricación europea y nacional de productos estratégicos para garantizar el abastecimientos, ningún país es autosuficiente. Por ello, el objetivo no es ir contra las reglas del mercado global ni intentar una autonomía total, sino analizar si la dependencia de terceros es excesiva en un ámbito crítico para el cuidado de la salud y paliar este problema en la medida que corresponda.

¿Cuáles son las ventajas de favorecer esta producción?

En España, con las plantas de producción de medicamento que hay en la actualidad, se podría aumentar esta producción. Aquí, hay varias compañías dispuestas a apostar por este segmento. Por este motivo, recuperar parte de la producción de estos principios activos y medicamentos estratégicos reforzaría el tejido productivo nacional; esto tendría otras consecuencias positivas como un aumento del empleo y las exportaciones, protegiéndonos ante futuras crisis.

¿De qué manera se puede impulsar la producción de estos fármacos?

Por parte de la industria farmacéutica hay una clara voluntad de colaboración con la Administración para lograr una mayor fabricación en España de medicamentos estratégicos. Esto se podría llevar a cabo a través de un marco reglamentario que anime a las empresas a ampliar o reorientar parte de su producción hacia este tipo de actividad. En el contexto actual, este movimiento sería muy positivo para avanzar en la producción estratégica de medicamentos esenciales que ayuden a satisfacer las necesidades del Sistema Nacional de Salud. También, de esta manera, las plantas de producción españolas podrían evolucionar hacia lo que se ha demostrado que necesita el sistema sanitario. Por otra parte, los fondos europeos de recuperación económica podrían ser una herramienta fundamental para este fin.


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