Bartolomé Beltrán
Jefe de servicios médicos A3Media
| viernes, 13 de febrero de 2015 h |

Una cuestión muy importante que no debemos olvidar: el corazón es una máquina perfecta. Una máquina que late 100.000 veces al día y expulsa 7.000 litros de sangre. Sin embargo, a pesar de estar hablando de una máquina perfecta, a veces surgen complicaciones, y para enfrentarse a ellas la Cardiología está en continua evolución y desarrollo. Me contó el doctor José Luis Zamorano, jefe de un servicio pionero con 29 cardiólogos que realiza 43.000 consultas y registra 3.000 ingresos al año en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, que “la imagen cardiovascular está siendo la piedra angular en el diagnóstico de los enfermos cardiovasculares”. Y no me equivocaría mucho si afirmo que esta es una apreciación muy acertada.

Puede ocurrir que las pequeñas arterias que llevan el oxígeno al corazón se vayan tapando porque las maltratamos o porque se tiene una mala carga genética, pero ahora el especialista puede verlas con antelación a los síntomas. “La imagen nos permite ver cómo es realmente el corazón, cómo enferma y cómo sana desde un punto de vista no invasivo”, señala el doctor Zamorano. Una afirmación que completa de la siguiente manera: “No tenemos que pinchar al paciente ni someterle a ninguna prueba de estrés agresiva. Podemos ver su corazón y sus arterias y esto nos hace detectar la enfermedad antes de que tenga síntomas. Es un gran salto cualitativo en la Medicina”.

Lo que parece claro es que con la realización de pruebas como la ecografía tridimensional o técnicas de fusión muy modernas se puede ver si el paciente tiene isquemia. Es decir, el paciente todavía no nota nada, pero su arteria se está tapando. Aunque todavía no se ha ocluido, cuando se ocluya va a tener lugar un infarto. Si se tiene un pequeño coágulo dentro del corazón, puede salir y producirse una embolia. Si esa embolia va al dedo, tal y como explica Zamorano, “se pone blanco, se queda helado, duele… A lo mejor se tiene que cortar el dedo. Si va al riñón se puede perder el riñón. Y si va a la cabeza puede tener lugar un ictus”. Sobre este particular, considero que es conveniente destacar que lo más grave es la formación de coágulos porque si sale un trombo del corazón y va a la cabeza el paciente tiene un ictus. Y aquí voy a dar un dato: cada año, alrededor de un 7 y 9 por ciento tiene un ictus y la forma de prevenirlo es anticoagular al paciente.

“El Sintrom previene la tasa de embolias. Millones de pacientes se han beneficiado del Sintrom, pero es un fármaco antiguo y tiene algunos problemas su uso”, subraya el doctor Zamorano. En este sentido, hay que decir que alrededor del 40 por ciento de pacientes que toman Sintrom tienen baches en el control. Ahí es donde entra en juego la innovación, tan importante en Medicina. “Hay nuevos fármacos anticoagulantes que hacen el mismo efecto que el Sintrom, pero son más seguros”, manifiesta Zamorano.

Se calcula que aproximadamente entre un 35 y 40 por ciento de la población tratada con Sintrom no puede mantener el control INR (Índice normalizado que permite saber el grado de anticoagulación) entre 2-3, lo que conlleva que el paciente no está bien anticoagulado. Un paciente fuera de rango no está protegido frente al ictus, objetivo terapéutico de la anticoagulación en pacientes con fibrilación auricular no valvular.

Para el doctor Zamorano “lo mejor que puede tener un enfermo es un equipo de médicos” y viceversa, porque dada la cronicidad presente en Cardiología, dice, “hay enfermos que nos ayudan mucho”. Seguro.

Entre el 35 y 40% de la población tratada con Sintrom no puede mantener el control INR

Entra en la página de Bartolomé Beltrán en ElGlobal.net