Fundación Instituto Roche reflexiona sobre la genética y la resiliencia

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La Fundación Instituto Roche retomó sus actividades presenciales tras un paréntesis obligado por el entorno pandémico. Durante la ausencia de actos presenciales desde comienzos de 2020, la actividad de la fundación tampoco ha cesado. El equipo gestor y de comunicación han sabido tocar la tecla con una original actividad de la mano de uno de los conferenciantes y escritores de más éxito en el campo de la ciencia de la felicidad y el desarrollo personal, el Dr. Mario Puig.

Logros científicos y estudios reveladores

Puig desgranó y detalló los logros científicos y estudios que soportan y confirman la capacidad de las personas de modular su expresión genética. Es una visión optimista que nos permite conocer que la genética no lo es todo, ya que la epigenética (el entorno molecular más allá de los genes) puede facilitar o bloquear la expresión de la proteína correspondiente.

El hallazgo de que la metilación de ciertos genes (y su bloqueo de esta manera) puede facilitar tanto el mencionado bloqueo como su expresión. Nuestro ADN tiene genes que es bueno que se expresen (inteligencia, curiosidad, capacidad de relación social…) y otros que es preciso bloquear (como los oncogenes, entre otros).

Tras sus reflexiones, Puig concluyó que es la capacidad de relacionarse en persona la que determina una predisposición a bloquear los genes “malos” frente a la expresión de los genes que son positivos y facilitan evitar enfermedades, evitando el estrés asociado. Distintos estudios con modelos animales de primates son concluyentes.

Dicen que la inteligencia es la capacidad de relacionar conceptos, y la noche estuvo cargada de reflexiones. La pregunta la formuló Federico Plaza, vicepresidente de la Fundación Instituto Roche, cuando sugirió enlazar estos hallazgos con los efectos que la virtualidad laboral podría tener en las personas.

Aprendiendo a modular tus genes

Para el conferenciante es un hecho que las personas son más felices, capaces y activas cuando existe un contacto personal. De hecho, el complejo mecanismo dañino se basa en la producción de cortisol y el daño que produce, ante la ausencia de contacto humano, de relaciones sociales. Entre otras cosas, el estrés produce el acortamiento de los telómeros del material genético.

Premio Nobel 2009: telomerasas

En el año 2009 Elizabeth Helen Blackburn y Carolyn Widney Greider recibieron el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por el descubrimiento de los telómeros y de la enzima telomerasa.

Podemos modular un mejor estado de salud facilitando unos telómeros más largos, aspecto que puede medirse con facilidad, con una simple muestra de sangre. El estrés acorta los telómeros, y de esta forma la salud se resiente, disminuyendo la expectativa de vida.

Virtualidad y estrés

Es preciso reflexionar sobre el actual contexto extremo de virtualidad. Las reuniones a través de plataformas y la supresión de la presencialidad se ha consolidado. Es preciso no olvidar los beneficios de la presencia, el apoyo del equipo y la empatía a nivel profesional. El control de los estados emocionales pasa por evitar el estrés, y éste puede ser combatido socializando en la vida personal, y con el apoyo en los compañeros y compañeras de trabajo.

Sin duda, el trabajo en equipo sincero, honesto y productivo, con el contacto entre sus miembros, puede ser una lectura a posteriori de las reflexiones del Dr. Mario Puig.

El teletrabajo nos trae a todos un tiempo adicional que poder disfrutar sin sufrir atascos o tiempos de transporte excesivamente largos de casa al trabajo y viceversa. Los viajes también contribuyen a invertir tiempo. Si se consigue el equilibrio entra la presencialidad y la virtualidad no perderemos eso que nos hace humanos: el contacto personal.

Escuchar las reflexiones en torno a la genética y la resiliencia ha sido un privilegio que nos brinda la Fundación Instituto Roche y que es un deber compartir.