La gestión nutricional en la situación de pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 ha exigido también nuevos enfoques. Un grupo de expertas han analizado recientemente las claves frente a la Covid-19 en el primer webinar organizado por la Sociedad Española de Nutrición Clínica y Metabolismo (Senpe) con la colaboración de Nestlé Health Science.

El webinar fue moderado por Lluisa Bordejé Laguna, del Hospital Universitario Germans Trias I Pujol (Barcelona) y vicepresidenta de la SENPE, y contó también con la participación del presidente de la sociedad, Miguel León Sanz, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital 12 de Octubre, que cerró el encuentro virtual.

Básico para la recuperación del paciente

Clara Vaquerizo Alonso, médico intensivista y de UCI del Hospital Universitario de Fuenlabrada (Madrid), se centró en el “Abordaje del paciente crítico con nutrición enteral, cómo se ha trabajado y se plantea trabajar”. En su intervención, reflejó cómo se han tratado los pacientes COVID-19 durante estos meses de pandemia desde un punto de vista nutricional. Vaquerizo recordó que este ha constituido el mayor reto en la historia del intensivismo, en línea con una de las afirmaciones lanzadas por la moderadora.

Vaquerizo insistió en que “dentro de las medidas multidisciplinares, el tratamiento nutricional es fundamental para la recuperación de los pacientes”.

La especialista explicó cómo y cuándo  instaurar la nutrición enteral en estos pacientes, aportando las claves para hacerlo en cada una de las fases definidas (inestabilidad, aguda, estable, recuperación y postextubación).

Asimismo, también incidió en las complicaciones gastrointestinales (alteraciones metabólicas y del sistema inmune, hiperglucemia, resistencia a la insulina…) de los pacientes COVID-19, así como en los problemas en las UCIs durante los meses de marzo a mayo (escasez de bombas de nutrición, por riesgo de infección y aumento de trabajo fue más difícil seguir los protocolos  de nutrición y monitorización, personal poco entrenado, entre otros).

Asimismo, comentó la existencia un espacio colaborativo multidisciplinar, iniciativa Comisión Europea-Sociedad Europea de Medicina Intensiva, para dotar de un mejor funcionamiento las UCIs expandidas para que se puedan tratar mejor a los pacientes y evitar caer en las situaciones dadas en los meses iniciales de pandemia.

En este sentido, concluyó que “la colaboración internacional en la investigación es fundamental para generar evidencia de alta calidad con el fin de mejorar el pronóstico de los pacientes”.

Seguimiento y alta de los pacientes

Por su parte, Cristina de la Cuerda, médico adjunto de la Unidad de Nutrición HGU Gregorio Marañón y Secretaria General de ESPEN, desarrolló se centró en el modo en el que se aborda el seguimiento y el alta de los pacientes.

La especialista detalló lo que se ha hecho en plantas COVID-19 a nivel nutricional (dietas de alto contenido energético y proteico, distribución de nutrición enteral y parenteral o suplementos nutricionales orales cuando fue necesario) y explicó los problemas a los que se enfrentaron los pacientes salidos de las UCIs (algunos pasaron muchos días en ellas).

Citó textualmente que “la disfagia, la desnutrición y la sarcopenia son muy comunes en pacientes por COVID-19”.

Asimismo, aportó los datos más relevantes del reciente Estudio NutriCOVer (datos sin publicar aún) en el que participaron 268 pacientes hospitalizados, con una media de 70 años, que sufrieron una pérdida de peso de más del 75 por ciento durante su hospitalización, con una media de más de 9 kilos por persona.

La especialista destacó que para los pacientes que han recibido el alta después de su ingreso por la COVID-19 el tratamiento nutricional y el ejercicio físico favorecen su rehabilitación, y añadió que una continuidad asistencial a nivel nutricional es fundamental,

De igual modo, subrayó que la telemedicina puede ser una herramienta muy útil durante esta pandemia y posteriormente y recordó que utilizar tests sencillos de cribado nutricional, sarcopenia y disfagia puede facilitar la práctica clínica en atención primaria y especializada.

La experiencia en el Hospital Ifema

En la primera ponencia de la tarde, Ainhoa Aranguren Oyarzabal, jefe de División de Planificación, Compras  y Proyectos Farmacéuticos del Servicio Madrileño de Salud, detalló su labor como responsable de del servicio de farmacia del Hospital de campaña de IFEMA, que funcionó entre el 21 de marzo y 1 de mayo al que se derivaron pacientes COVID-19 en situación no crítica para dar apoyo asistencial a los hospitales de Madrid.

La experta plasmó lo excepcional de la situación desde tres puntos de vista: organizativo, normativo y cooperativo y destacó cuatro retos planteados y conseguidos por parte de una plantilla de profesionales multidisciplinares:

  • El primer reto, en su opinión, fue la adquisición de la medicación: para cubrir las necesidades de todos los pacientes, incluida la medicación específica. En este punto, destacó la creación de una Guía Farmacoterapéutica consensuada entre el servicio de farmacia y los equipos médicos y la creación de un programa de gestión de farmacia para ganar en eficiencia siempre velando por la seguridad.
  • El segundo reto fue la dispensación de la medicación: la clave fue la organización del stock de medicamentos para conseguir una dispensación eficiente y adecuada a cada tipo de paciente. El logro más destacado fue conseguir en tiempo récord (a 31 de marzo) los 25 botiquines requeridos para todas las camas, también las 8 de UCI de Ifema.
  • El tercer reto fue la seguridad en la prescripción. Se fomentó la prescripción electrónica y por protocolo (35 protocolos: 7 de hospitalización + 28 para UCI) para facilitar la dispensación y conseguir la validación farmacéutica de los tratamientos del 100 por cien de las camas. Un trabajo multidisciplinar desplegado por farmacéuticos, médicos y enfermería.
  • El cuarto reto fue el cese de la actividad y cierre del servicio de farmacia, que consistió en hacer inventario, unificar la medicación, poner en cuarentena la que lo requería parar distribuirla posteriormente a los hospitales del Servicio Madrileño de Salud.

En sus conclusiones, Aranguren destacó cómo se trabajó el abordaje de la nutrición enteral y parenteral, la creación de la Guía farmacoterapéutica “de campaña” así como aspectos diferenciadores de la labor realizada como la adaptación a la urgencia de la situación, a las instalaciones y recursos humanos dados y la incertidumbre bajo la que desarrollaron su trabajo durante los 42 días en que IFEMA fue un hospital y no un recinto ferial.

“Los aspectos exitosos fueron el enfoque en los retos y en los objetivos inmediatos, sin perder la visión en la seguridad”, concluyó Aranguren.

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